John M Goddard decía que “si de verdad sabes lo que quieres en la vida, es increíble como te llegarán las oportunidades para conseguirlo”.
Y para saber lo que quieres y qué decisiones tomar en tu vida, la mejor brújula son tus propios valores.
¿Sabes cuáles son tus Valores?
En ocasiones nos cuesta tomar decisiones, cumplir metas y sueños. Si detectamos cuáles son nuestros valores, será mucho más fácil.
Una vida alineada con tus valores es una vida auténtica. Y una vida auténtica es satisfactoria, enriquecedora y apasionante.
Antes de comenzar a establecer tus metas y sueños vas a clarificar tus valores. Tus metas deben ser congruentes con tus valores y tus valores deben ser congruentes con tus metas. Por eso, aclarar tus valores será el primer paso para conseguir grandes cosas y rendir al máximo.
¿Qué son los valores?
Los valores no son otra cosa que aquello que es importante para ti. Tus valores son tus sistemas de creencias sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo.
Tus valores son los principios, las actividades hacia las que te encuentras atraído de manera natural y espontánea. Son las sensaciones que deseas y buscas sentir: aventura, belleza, amor, felicidad, salud, contribución, valor, etc.
Estos serían los llamados valores positivos porque son aquellos que buscas, que tratas de tener en mayor cantidad.
Tienes también valores que llamaremos negativos y que son aquellas sensaciones y experiencias emocionales que tratas de evitar a toda costa; por ejemplo, el miedo, la rabia, el abandono, la impotencia, etc.
Tus valores representan lo que eres de verdad.
Cuando te encuentras desarrollando alguna de las actividades relacionadas con tus valores, fluyes, no tienes que forzar nada. Te sientes bien, conectado, estimulado y, además, te suele resultar fácil.
No se trata de discutir qué valores son los correctos o los equivocados, lo importante es que identifiques cuáles son los tuyos, los valores que te guían y te motivan
Cuando vives siguiendo unos valores que no son los tuyos, hasta los mayores logros te parecen vacíos y no te satisfacen. Si encuentras tu vida poco satisfactoria a pesar de tener éxito, tal vez sea ésta una de las razones.
La vida se vive de dentro afuera.
Todo lo que se manifiesta en nuestra vida exterior surge de nuestro interior, está determinado por nuestros valores, sean del tipo que sean, sean claros o confusos, seamos conscientes de ellos o no. Por lo que podemos decir que nuestros valores son los que hacen de nosotros lo que somos.
Cuanto más claros y más precisos sean más efectivos serán nuestros actos exteriores.
Si tratamos de vivir en el exterior de una manera que esté en oposición con nuestros valores internos, sólo conseguiremos tristeza, infelicidad, ira o frustración.
De ahí radica la importancia de descubrir cuáles son nuestros valores, ya que la mayoría de las veces permanecen inconscientes. No sabemos por qué hacemos ciertas cosas, nos sentimos como empujados a ello. Muchos de los conflictos que tenemos en la vida son conflictos de valores.
Una vez identificados tus valores es hora de planificar tus sueños.
¿Qué sueños tienes?
Seguramente tienes algunas ideas, sueños, objetivos, que te pasan de vez en cuando por la cabeza. Tal vez quieras cambiar de trabajo; tal vez te imaginas cómo sería vivir en el campo; quizás fantaseas con intensos viajes de aventuras; o tal vez te gustaría cambiar la decoración de tu casa. Bien, lo que es cierto es que tienes bastantes ilusiones y ambiciones.
Lo que te recomiendo hacer a partir de ahora es escribir tus sueños. Este será el primer paso para que se cumplan.
Por una parte, el hecho de escribir nos permite priorizar, y por lo tanto invertir nuestra energía y nuestros esfuerzos de manera estratégica. Cuando vemos por escrito nuestros sueños y nuestras metas, es más fácil distinguir nuestras pasiones profundas de nuestros pequeños deseos pasajeros. Todo aparece de repente más claro.
Por otra parte, escribir nuestros objetivos nos ayuda enormemente a conseguirlos, a verlos materializados. Al tomar una idea, la hacemos realidad, la volvemos tangible.
En ese sentido, el escribirla es el principio del proceso. Todo avance en la humanidad, todo invento, fue en su origen una idea, estuvo en la mente de una persona que simplemente la imaginó.
Este estudio reveló algo sorprendente…
En la Universidad de Yale se realizó un estudio para determinar en qué medida el plantearse unos objetivos y hacerlo por escrito incide en la consecución de estos.
Se entrevistó a los licenciados de la promoción de 1953, y se les preguntó si tenían definidos los objetivos que pretendían alcanzar, si los habían escrito y si se habían trazado un plan para alcanzarlos.
Sólo un 3% de los encuestados habían escrito sus objetivos. Los investigadores volvieron a contactar veinte años más tarde, en 1973, con dicha promoción de 1953. Observaron que los que formaban parte de ese 3% que se había fijado objetivos por escrito valían más, en términos de solvencia económica, que todo el restante 97% juntos.
Aunque en este estudio sólo se midió el éxito financiero, los investigadores descubrieron también que otras áreas más subjetivas como el nivel de satisfacción o de felicidad en general, también parecían más realizada en el grupo del 3%.
¡Es fantástico el poder de un objetivo definido!
Te invito a escribir todo cuanto desees, incluyendo las cosas materiales. Si se trata de algo superficial, caerá por su propio peso más adelante.
Somos especialistas en el arte de callar nuestra vocecita interior, la voz de nuestros deseos, de matar apenas nacidos nuestros impulsos y de limitar las opciones entre las que nos permitimos escoger.
Si queremos implicarnos de verdad en nuestra vida es esencial darnos el espacio/tiempo adecuados para desear, querer, soñar.
¡Recuerda! Todo empieza en ti.
¡Nos vemos la próxima semana!
Un fuerte abrazo.